Artículos Francisco Umbral

El mitin de Bono


El mitin de Bono en el Ritz me ha recordado un viejo chiste de la famosa y olvidada revista La Codorniz: era un mitin de millonarios de smoking, en mitad de la calle, con una pancarta que decía: «Más champán para nuestros hijos». Eso es lo que ha pedido Bono en el Ritz, ante Felipe González y la crema de cierta intelectualidad: más champán para los hijos de los empresarios, más stock/options para todos los amigos y deudos -alguna vez lo serán- de Villalonga. Cuando el país esperaba unas primarias, una fulguración de las bases en la primavera democrática de Madrid, Bono ofrece un mitin de pajarita a los mil empresarios más puestos. Después de darle muchas vueltas a las ideas que no tienen, los barones del PSOE han encontrado una solución genial: hacer lo mismo que Aznar, ofrecer capitalismo e imitar lo que tan bien le ha ido al otro. El mitin educado de Bono es el principio del fin de este viejo PSOE de los ochenta, que los viejos socialistas se van aclarando de lo que pasa y el aparatich se mejicaniza día tras día. No hacen oposición porque no tienen un solo papel contra Aznar, que es el señor de los papeles. Se van a quedar de testimoniales como IU. Les cae bien por honrados, coño. Incapaces de vencer al pequeño escribiente florentino, han decidido sumarse a él en procedimientos, plagiarle, y las primarias que no hacen entre los obreros de pana y de conducta, las hacen entre los millonarios del Ritz, para luego poner a González de Reina Regente y trabajar también al unísono de las multinacionales. Nunca creí que el señor Bono se prestase a semejante movida, que es una gran idea periodística, pero no para que salgan los barones de boys de Patricia Botín. Un papel como el que ha desempeñado Bono con brillantez, en el hotel estrella, no es para un barón socialista sino para Alejandro Lequio. O se mueve la tercera izquierda, los sindicatos, o nuestro socialismo se queda en testimonial, ya digo, pues la gente ha comprobado en cuatro años que Aznar también hace mucho socialismo blanco y mucho consumismo de Marks&Spencer. Ahora quieren hacer parlamentarismo en el Ritz en lugar de las Cortes. Son todos barones y se desenvuelven mejor en los jardines proustianos del gran hotel que en la cochambre isabelona del Congreso, que huele todavía a los tacos de Tejero. Aznar les ha descubierto que la gran ruleta de España está en la Plaza de la Lealtad: Bolsa, Ritz, Prado. Y no en las chirlatas de Sarasola o los vestuarios de Gil y Gil, un dinero que huele a embrocación. Hay que ir a por el dinero cosmopolita de las privatizaciones y las multinacionales. No sólo pasta sino pasta blanqueada, que lo negro se lo llevó todo la roldanesca. No Aznar sino el capitalismo de rostro humano ha derrotado a un socialismo que encontraba viejos a los históricos y al que ahora encuentran viejo los chicos que no habían nacido el día en que ganó Felipe por goleada cuatrocaminera. Dejaron pasar la vida y ahora se citan con el pasado en el Ritz. Todo muy proustiano. A la recherche, tíos.

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