Artículos Francisco Umbral

Casi un cuento


A veces la naturaleza imita al arte, como dijera tío Oscar, pero con frecuencia al arte malo. Una mujer de 28 años ha dado a luz en los lavabos de una estación de autobuses de Málaga. Fue ayudada en el parto por dos empleados y una indigente. La parturienta es vecina de Alhama de Granada y, por supuesto, el niño nació en mitad de la Nochebuena, lo que muy bien daría para un cuento fácil, católico y antiguo, de aquéllos del cristianismo progre y los curas con guitarra: «Ese niño es Cristo», sería la moraleja. Uno mismo, en su juventud, habría ganado un premio literario con ese cuento. Una Hucha de Oro, por ejemplo, que era una cosa muy católica. Sólo que este niño (no sabemos el nombre de la madre) ha venido ochomesino, y Cristo no parecía muy ochomesino, si en verdad dijo todo lo que dicen que dijo, sino más bien un memorión. Estación Vélez-Málaga, diez de la noche, MTCG entra a orinar y le sobreviene el parto. Las otras tres personas que hemos dicho acudieron a los gritos. El cuento de Navidad es un género peligroso en sí, que ni siquiera Dickens consiguió salvar de la mala literatura. Así que más bien le hacemos a esta verídica historia de hace tres días una lectura tipo realismo sucio, que ha sido lo de este año. El parto duró cinco minutos. Las pobres no son tan numereras como las marquesas, de modo que van al avío y fuera, aunque sea en los lavabos de Vélez-Málaga. Tampoco sale padre alguno. Sólo las progres y las mendigas tienen hoy ochomesinos por libre, qué silenciosa y fría respuesta a la noche gastronómica y sagrada, constelada de nietos y de luces. Dice uno de los empleados/parteros, que concretamente es el taquillero de los autobuses: «El niño nació con el cordón umbilical alrededor del cuello, por lo que tuvimos que desliárselo, aunque estuvimos cinco minutos sin atrevernos a cortarlo». Luego vienen las ambulancias y todo eso. La madre y el ochomesino se encuentran bien. Lo único que no se sabe, hombre, (estas cosas pasan en el realismo sucio) es cuánto pesó el niño al nacer. A mí me parece que este cuento imposible es lo único serio literariamente (no quiere uno hacer caridad ni religión ni moralina social) que ha ocurrido en unas navidades consumistas, excelsas, infantiloides, donde las guapas de la tele son hombres, las prima donnas cobran a tanto el villancico y todos los famosos se visten de Papá Noel con el saco o el convoluto al hombro y se suben la barba postiza hasta los ojos, algo tendrán que esconder. Fuera con el sentimentalismo católico, fuera con el happening vaticano, fuera con el ternurismo de Dickens, fuera con los cuentos de navidad, fuera con los curas de izquierdas. Sólo le queda a uno la sensibilidad literaria y digo que es mejor literatura esta noticia de Efe que todos los discursos, cuentos, villancicos, televisiones, seriales y cosas. Efe ha tenido el talento actualísimo de hacer realismo sucio, que es el único, y sin comentarios. Ya se pasa uno todo el año aquí echando homilías de izquierdas o derechas. Por una vez no denuncio nada. Estoy haciendo crítica literaria y digo que el mejor relato del año es esta media columna de agencia. Lo que cualquier escritor con sentido y conducta hubiera querido escribir. Nuestro público no se merece otra cosa. Entre la brillante garata de unas navidades retóricas, yo me como una manzana, apago el televisor, cierro el libro, anulo cenas de sociedad y releo esta noticia antes de irme a la cama. Ay quién supiera escribir como ese anónimo redactor de Efe.

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