Artículos Francisco Umbral

El Borrelazo


Y Borrell se cabreó y soltó un borrelazo muy bien traído, muy bien escrito y reventón de verdades. Pero el paleofelipismo ya ha contestado con un contradocumento. El socialismo español está viviendo un cisma muy profundo mientras la derecha gobierna a su gusto y se amachambra para las próximas generales, que serán cuando Aznar diga. Porque el enemigo de Felipe González no es Aznar, sino Borrell, y socialistas sólo quedan entre el pueblo y las bases. De portafolios para arriba todos son cerradamente felipistas. No se trata de seguir gobernando España sino de que Borrell sea una vaquilla fácil para Aznar. Aznar es como ese torero adolescente que hay ahora. Aznar es el novillero con dotes que puede acabar con toda la ganadería de Borrell, porque se lo tiene muy montado y ahora torea a cuerpo limpio: fuera Cascos para que no le llamen facha -que ya lo deja la Academia- y fuera Rodríguez para que no le llamen cursi. Aznar va a majar a Borrell a puro centrismo mientras Felipe González, ya cumplido en años y con las mujeres en casa, como Antoñete, vuelve a adornarse de capa y nos gana las siguientes, que todavía hay mucha afición detrás y mucho sueldo y mucha colaboración y mucho asunto y mucha novela. Ahora sale la novela de otros tres mosqueteros: Galindo, montera de charol, Barrionuevo, delitos financieros, y Javi Rosa, siempre el billón adecuado en el sitio adecuado. Abruma pensar que la resaca de oro y sangre de los 80/90 tiene todavía su altamar en los juzgados. No pueden consentir que gane Borrell porque entonces se quedarían en bragas frente al mundo, viendo pasar la procesión de los entrullados, para sumarse a ella por el final. La justicia, cuando se pone, llega hasta Londres y saca a Pinochet de la cama. Garzón es el juez atómico de quien el felipismo y el solchaguismo tienen mucho que temer. Entre Garzón y Borrell podrían limpiar España que no la iba a conocer ni Felipe II. La personalidad de cualquier gobernador civil se hace soluble en el cargo como la personalidad de Almunia y la nomenklatura se ha hecho soluble en el partido. El partido son ellos, los legitimistas. Borrell parece que gusta al gentío, pero no se trata de halagar al gentío sino de seguir mandando y de constituirse en búnker ideológico y de presión al margen de las masas, al margen del socialismo y al margen de la Historia, que ya es futuro. Todo Vicario de Cristo en la Tierra acaba teniendo síndrome de Cristo, es normal en la psicología del Poder, y todo vicario del socialismo felipista acaba teniendo síndrome de Felipe. A Borrell no le van a dejar llegar porque el PSOE son ellos (y es verdad, ay), y, mayormente, porque mientras Galindo vaya de picoleto lorquiano, Barrionuevo de personaje de Picasso y Javi Rosa de banquero de Pujol, qué injuria, aquí no podemos dejar sueltos los caballitos, que siempre pasan en el carrousel los mismos muñecos, hasta que el pueblo se los aprende y dispara. Borrell sólo ha servido para probar que todavía hay socialistas en España, hombres capaces de gobernar y retomar el viejo/nuevo socialismo, pero, hecha la demostración, sus mentores de la Duma le van a dejar hecho una braga. Si el gentío español se entera, no será porque no se lo explicamos a diario. Si Borrell y sus intelectuales arrasan, volveremos a ser españoles y socialistas. Y el socialfelipismo habrá sido un suspiro de doña Carmen Romero.

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