La pérgola y el tenis
El poeta Gil de Biedma hizo un bello poema elegíaco a sí mismo y a su generación, que fue la de La pérgola y el tenis. Cataluña, ahora, vuelve a la generación señorita del tenis. Hay un antiguo ensayo catalán donde se enfrenta a la raqueta con la guitarra. Es nada menos que el problema de España. Cuando se impone la raqueta a los países de guitarra estamos en un colonialismo infructuoso y poco duradero. Todo lo que están haciendo hoy los catalanes con el protagonismo de Rovira es un fútil colonialismo de raqueta, al que les ha inducido el talante de ZP. Durante todo el franquismo hubo colonialismo de guitarra, y Barcelona y Valladolid y media España vivieron bajo un colonialismo de guitarra, bajo un flamenquismo invasivo, populachero y hortera. A eso mismo, pero todo lo contrario, pretende volver el señor Rovira con 12 de los suyos. La primera almena que caerá bajo la invasión nacionalista es Salamanca. La cosa de los archivos, ya saben. Pablo Neruda resumió la España negra mediante un hallazgo: «El salmantino luto». Salamanca, cuartel de Franco, era toda España. Pero vinieron tiempos de clarear y otro grande, Gerardo Diego, pudo hablar de «Salamancas de luz». El plural comprende ya el triunfo de la guitarra sobre la raqueta, de lo popular sobre lo elitista. La intentona catalana de llevarse los archivos supone una agresión a lo castellano y ha sido respondida por otros pueblos de España pidiendo sus respectivos documentos. Con lo que llegamos a la conclusión crucial y consabida: las dos Españas son la España flamencona y plateresca de la guitarra contra la España selecta de la raqueta, que se ha extendido mucho más allá del tenis de Gil de Biedma. Por el contrario, la España guitarrera tiene algo de militar, de romance lorquiano, de peleón. Cuando Azaña, querido Bono, tomó el poder en el Ministerio de la Guerra, este país tenía 17 capitanes generales. En un año don Manuel los redujo a cuatro y exclamaba él mismo, con cierto casticismo madrileño: «¡Qué limpia!». Estaba imponiendo el tenis intelectual sobre la guitarra andaluza, aunque quizá esos cuatro generales restantes fueron los protagonistas de la movida del 36 que acabó con la República.Ahora nos dicen que España se divide en naciones, comunidades nacionales, nacionalidades y regiones. Una España de picadillo.Diría uno que naciones, comunidades y nacionalidades son conceptos políticos, burocráticos, sin ninguna entrañabilidad. Por el contrario, comunidades y regiones son conceptos sensibles, naturales, geográficos, pedáneos, de buena vecindad. Los viejos conceptos que han amasado España. Puestos a revolver la geografía, el señor Rovira se encuentra con que Barcelona es una sagrada familia de documentos recolectados aquí y allá durante la Guerra Civil y que lo mejor sería dejarlo todo como está, ya que Salamanca es una letra capitular en nuestra Historia y tocarle ahora un solo papel sería como robarles un caballo a los Pérez-Tabernero. De otro lado, Barcelona es una gran metrópoli que alberga un Museo Picasso y Málaga nunca se lo ha reclamado. Aquí cada quien es cada quien y no hay que revolverle los armarios ni las cómodas al vecino, al compatriota. Quieren desestabilizar. Lo de la raqueta tiene pelotas.
