Artículos Francisco Umbral

«Sosegaos...»


Rajoy acusa a Zapatero de poner en riesgo la viabilidad del modelo de Estado. De su entrevista con Zapatero en La Moncloa parece que Rajoy no sacó más que decepción. Estos dos hombres, que vienen a ser de la misma clase y condición, no hay manera de que se entiendan. Aznar, ante la sonrisa blanda y hermética de Zapatero, ya se hubiera puesto violento. Rajoy prefiere esperar a ver qué pasa, como dijo cuando las Torres de Nueva York. El señor Zapatero no tiene en realidad mucho empuje ideológico ni personal, y prefiere ir demorando los asuntos para que se resuelvan solos o le dicten irrevocablemente la decisión a tomar.La sonrisa de Zapatero equivale al «sosegaos» de Felipe II en El Escorial. Pero el señor Rajoy parece decidido a darle caña al presidente, ha vuelto a empezar la carrera con nuevo impulso y en su faceta agresiva se muestra agudo y diabólico, rematando siempre con una media verónica que tiene algo de manoletina y algo de puñalada irónica al corazón. «Modestia aparte, señor Zapatero, soy mejor que usted en todo». El presidente, por la debilidad de fondo que hemos apuntado, no abandona su postura de peso mosca, pero Rajoy va a resultar un moscón que quiere la presidencia de todo por no defraudar a su niño, que tiene fe absoluta en papá. Partimos de que Zapatero se encuentra inestable o no se encuentra.Está representando un papel que no es el suyo y esto no siempre le sale bien. La prueba está en las continuas autorrectificaciones a que somete cualquier decisión. Uno tiene escrito repetidamente que los socialistas y los rojos de mis tiempos no eran así. Quiero decir que eran de verdad, y ahora ha asomado el rostro verídico de Nicolás Redondo pidiendo honradez. Quisiéramos ver un socialismo en forma, que siempre le da vigor a la política de un Gobierno, desde el poder o la oposición. Pero sólo vemos a unos jóvenes desconocidos y a unas ancianas venerables que ni siquiera conocimos durante el largo mandato de Felipe González. Mariano Rajoy, en cambio, no pisa en falso ni ha montado un sombrajo.Prescinde de las ideologías improvisadas para utilizar el talante del otro, sólo que mejor. El es un caballerazo español, un liberal progresista y un escéptico irónico que se identifica a diario consigo mismo y no hace un papel de sonrisa ni una sonrisa de papel. Sus propósitos veremos si son buenos o malos, pero quiero decir que Rajoy está muy metido en su chaqueta mientras que a ZP le sobra chaqueta. No sabe uno cuál de los dos se equivoca más, pero el primer impacto de don Mariano es el de un hombre inervado por su causa y el de ZP viene a ser el de un joven improvisado que no gustó mucho a la izquierda millonaria, aunque han acabado por aceptarle, pues la bondad, mentida o no, también tiene sus ventajas. En esta lucha libre de los dos líderes convence más el liberal inspirado que el socialista hecho por correspondencia.En ZP quisiéramos ver mucha más energía, pues él sólo se pone enérgico para prometer lo que no piensa cumplir. Ahora tenemos el vaivén de las tropas españolas en el Cercano y Próximo Oriente.No sabemos si el PSOE está haciendo el amor o la guerra. No, los rojos no eran así.

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