Artículos Francisco Umbral

Mujeres, ya


El colectivo más destacado en esta sociedad evolucionista es el colectivo femenino, que empezó siendo una cofradía o una beatería y hoy es una lucha tan significativa como el feminismo, el sexismo y todo el abanico de libertades en que se mueve la mujer de las sociedades civilizadas y culturizadas. La última generación feminista que conocimos era todavía una generación burguesa que iba a la Universidad para buscar o encontrar novio, y una vez encontrado, la estudiante se retiraba de sus libros para casarse y olvidar su destino familiar, que era la verdadera llamada. La chica se casaba o la casaban, y ahí terminaba la película para empezar otra, la de los niños y sus polvos de talco. Pero hace tiempo que en la Universidad nos vemos rodeados de señores con caras de marido. Ellos no han venido a encontrar chica guapa. El hombre deja ese asunto al azar, pues el azar tiene más que demostrada su afinidad con el amor. Si hacemos la escalada en otros medios descubriremos lo de las revistas femeninas. Mientras nosotros buscábamos bellezones en el couché los bellezones, con su visonazo de postguerra, hacían ciencia, historia, actualidad, periodismo, idiomas, etc. Recordemos el semanario Primer Plano, dedicado a esa cultura urgente que es el cine. En cuanto a la revista de actualidades, Manuel Halcón, que la inventaba cada semana, servía puntualmente lo que hoy llamaríamos dolce vita. La primogenitura era el cine, pero con un tratamiento casi académico, como en Barcelona, aún más intelectualizada, Fotogramas, que por ahí sigue y considera el cine como una primerísima actividad intelectual. Manuel Halcón, al que traté poco y lo siento, era un buen escritor, un buen novelista de la derecha y había encontrado en su actividad cinematográfica la redención de su conservatismo, porque el cine, si nos fijamos, es un pensamiento crítico a más de su poderosa imaginería. Digamos que la mujer ha ido confesándose con criterios cinematográficos antes que religiosos. Lo que la Iglesia da como pecaminosos y en esto está situando la moral del hombre. Incluso la muerte viene marcada por este hombre fronterizo que acabaría suicidándose de una manera muy cinematográfica, o sea, mediante un suicidio de revólver. Ya que he situado esta croniquilla en el cine, digamos que éste ha sido fundamental en la formación de la mujer moderna, pero digamos también que esto era inevitable porque ellas son fundamentalmente plásticas, empezando por la plasticidad de su cuerpo, abrumador para el cuerpo masculino. Y, pasando del cine al humor, recordemos La Codorniz, todavía un periódico muy macho, pero que leían mucho las mujeres, mayormente las jóvenes, porque ahí se veían retratadas sin recurso al sonriente machismo masculino, ese machismo que no era sino una halago intelectual y físico a la realidad social de la hembra. Hoy, en el fin de semana, los periódicos diarios nos regalan aquella prensa servil de cuando entonces, y nosotros la leemos con la misma concesión que antaño le hacíamos al BOE. Es el Boletín Ojival del Estadio, porque en él se embrutece igual que en el Bernabéu o el Marca.

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