Artículos Francisco Umbral

Don Jaime de Mora


Cada día me tira más Madrid, Umbral, hoy he discutido con mi mujer por eso, ella prefiere Marbella, de hecho, voy a pasar medio año en Marbella y medio año en Santa Creus, una casa de mi familia que tiene mil años, cada piedra me hace llorar, pasé allí parte de mi infancia, salen cosas maravillosas debajo del cemento, te voy a mandar un capitel, aquí me tienes con una válvula artificial en el corazón, docenas de infartos y condenado a muerte por los médicos desde hace cinco años, pero fumo y bebo como siempre, nuestros maestros, Paco, fueron Dalí y Ruano, como recuerdas, ay nuestros tiempos de Acuario, cuando entrabas con tu bufanda roja, yo soy marqués de Mora, pero jamás he usado el título, me gustan las de quince, como a ti, pero ya sólo me insinúo a las de cuarenta, sí, el puño de este bastón es persa, y esto es oro, tengo un Goya maravilloso que no le quise vender a Javier Solana porque sólo me daba 40 millones, tengo en casa un Dalí donde estamos él y yo, no te separes de tu mujer, yo tampoco me separo, la separación y el divorcio son ya una cosa de horteras, en España, también tengo un Miró que ni siquiera lo cuelgo, porque Miró no me gusta, ahora saco mi libro blanco de una leyenda negra", en Nueva York, y traducido simultáneamente a 27 idiomas, toma castaña, pero la última vez que has ido a Marbella no me has llamado, joder, vamos a tomarnos un cutty sark, que es suavecito, para celebrarlo, cuando voy a comer al Hispano me llaman bolchevique, yo toco el piano, pinto, esculpo, escribo, no sé hacer nada, pero lo hago todo como Dios, a mí, por ser de gran familia, me falta la base que tú tienes, en casa, por ejemplo, no podía tocar el piano, de pequeño, porque eso era de maricones y de señoritas, con una gran familia detrás no tienes base, no tienes formación, te voy a mandar aceite verde para tus ensaladas, ¿te acuerdas aquel club que tuve en la avenida de América, donde yo mismo tocaba el piano?, "Caballeros una peseta, señoritas gratis", puse en la entrada, no me llaman rojo, no, me llaman bolchevique, a mí me parece muy bien que un vicepresidente del Gobierno utilice un avión oficial, eso pasa en cualquier país democrático, ¿quiere usted un autógrafo, joven?, recuerdo los tiempos de Quique Herreros, tú y yo, soy un sentimental, lloro como una niña, siempre le he sido fiel a mi mujer, aunque no fácticamente, quieren contratarme de las revistas del corazón para hacer entrevistas, quieren que dé una conferencia en el XXI sobre el quinto centenario ese, pero he releído lo que fue aquello y me da vergüenza de ser español, gracias a este encuentro se me está pasando la depresión, coño.

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